LOS CONTRATISTAS MILITARES PRIVADOS (PMC)
Con el fin de la era de los estados-nación, el mundo de la guerra está evolucionando con rapidez. Los nuevos desafíos exigen nuevas soluciones, a veces con resultados impredecibles.
Durante muchos años, los ejércitos nacionales han luchado por mantener y modernizar sus fuerzas. Sin embargo, el incremento de las restricciones presupuestarias y las dificultades a la hora de acceder a personal cualificado están llevando a muchos países a buscar otras soluciones. Cada vez son más los que recurren a los contratistas militares privados (o PMC, grupos de mercenarios de élite dirigidos por personal igualmente de élite) como complemento a sus fuerzas armadas.
Los PMC han demostrado un rendimiento sumamente satisfactorio en términos de eficacia, habilidad, precio y fiabilidad. Su principal ventaja es su capacidad para hacer frente a la mayoría de las situaciones tradicionalmente encomendadas a los ejércitos convencionales, pero sin contrapartidas políticas.
Con el tiempo, estos cuerpos militares privados han ido diversificando sus operaciones, que han pasado de meras funciones de ocupación a misiones de asalto mecanizado y contrainteligencia. No ha tenido que pasar mucho tiempo para que algunos de ellos adquirieran la fortaleza financiera necesaria para adentrarse en el campo de las operaciones aéreas y navales.
Cada año que pasa, los PMC expanden un poco más su influencia y su ámbito de actuación. Aunque inicialmente ejercían solo labores de asesoramiento, hoy en día están involucrados en tareas de reconocimiento, logística, seguridad y otros aspectos esenciales de la práctica militar. Para garantizar el funcionamiento continuado de la maquinaria bélica, la mayoría de los PMC firma acuerdos con compañías que operan en otros ámbitos, como la minería, la extracción de petróleo, la aviación civil, la fabricación de bienes, etc. Al contar con fuentes de financiación garantizadas, pueden operar con mayor eficacia frente a sus enemigos. Cada año está más cerca el día en que servirán como unidades de campo plenamente operativas, y, de hecho, sus servicios están tan generalizados que ya resultan esenciales. Se ha abierto la caja de Pandora. Ya no hay forma de librarse de los PMC.
LOS ACUERDOS DE REYKJAVIK
2012: 191 países, incluidos los Estados Unidos y todas las grandes potencias, ratifican los Acuerdos de Reykjavik.
Estos acuerdos definen y limitan el papel de los PMC en el campo de batalla, además de establecer sus responsabilidades en el ámbito de los derechos humanos. Su derecho a participar en todos los aspectos de las operaciones militares queda oficialmente ratificado: a partir de ahora podrán llevar a cabo operaciones a escala global.
Las pautas establecidas por los acuerdos son muy sencillas. Los PMC actúan como entidades internacionales e independientes que deben ser contratadas por un Estado soberano para participar en un conflicto. No pueden atacar a la población civil. Sus unidades operativas tienen la condición de combatientes oficiales y deben utilizar su propio equipo para completar sus misiones.
Como corolario, se les autoriza a adquirir armamento pesado en el mercado internacional (cazas, bombarderos, vehículos blindados, etc.). Así, los PMC pasan a ser ejércitos privados reconocidos oficialmente por los Estados soberanos. El mercado de armamento queda liberalizado: los Estados levantan todas las restricciones al comercio de armamento con los PMC, siempre que respeten los Acuerdos de Reykjavik. Con el único límite de lo establecido por el Tratado de no proliferación nuclear, cada Estado tiene ahora el derecho a decidir a quién le vende y qué le vende. La mayoría de los países más avanzados, incluidos los Estados Unidos, se limita a vender equipo obsoleto a los PMC. Sin embargo, algunos Estados, viendo la oportunidad de obtener fabulosas ganancias con rapidez, deciden sacar al mercado la maquinaria militar más avanzada.
Lo que se pretende conseguir al convertir a los PMC en ejércitos internacionales plenamente operativos es reducir los conflictos regionales e internacionales, proteger con mayor eficacia a la población civil y los derechos humanos e intensificar la guerra contra el terrorismo. Los PMC se ven como el futuro de las fuerzas de paz, capaces de responder con enorme rapidez a las crisis militares y humanitarias, tanto por su falta de vinculaciones políticas como por su mayor capacidad operativa.
UN NEGRO FUTURO
A lo largo del periodo 2012-2018, la balanza de la capacidad bélica se irá inclinando cada vez más hacia los PMC, cuya independencia irá también en aumento. Entre todos los teatros de operaciones del mundo, será el de Sudamérica el que demuestre con más claridad este auge de los PMC. Hacia el final de 2016, antes de que su amenaza militar se haga evidente, la mera presencia de estas compañías empezará a tener un impacto negativo sobre la economía de todos los Estados soberanos, cuya capacidad de iniciativa y de respuesta quedarán mermadas.